En la década de 1990, Arizona se convirtió en uno de los primeros estados en la nación en adoptar las escuelas chárter. La visión era proporcionar a los padres de familia con más opciones académicas para sus hijos, así como ofrecer medios de aprendizaje que se adaptaran más a las necesidades individuales de los estudiantes. Sin embargo, en muchos casos, el programa de escuelas chárter de Arizona ha tenido el resultado opuesto: las escuelas chárter eligen a los estudiantes que encajan en sus moldes.
De hecho, más de dos décadas después del surgimiento de las escuelas chárter en Arizona, las políticas y procedimientos de admisión en muchas de estas escuelas en el estado excluyen ilegalmente a algunos estudiantes o crean barreras para su inscripción. Durante años, muchas escuelas han logrado eludir las consecuencias con prácticas excluyentes sin rendir cuentas.
Aunque las escuelas chárter operan de manera independiente, estas forman parte del sistema de educación pública de Arizona, y utilizan fondos de los contribuyentes. Como tales, están obligadas a “inscribir a todos los alumnos elegibles que presenten una solicitud dentro del plazo permitido”
(A.R.S. § 15-184(A)). Si hay más estudiantes que presentan una solicitud de los que pueden admitirse, las escuelas pueden seleccionar a estudiantes al azar a través de un sistema de lotería
(A.R.S. § 15-184(E)). Las escuelas chárter de Arizona también tienen prohibido discriminar a los estudiantes sobre la base de “etnia, origen nacional, sexo, nivel de ingresos, condición incapacitante, dominio del idioma inglés o capacidad atlética”
(A.R.S. § 15-184(F)).